Libro “Diálogo multidisciplinario del cine dominicano”, por el impostergable renacimiento y expansión del cine dominicano
El
libro “Diálogo multidisciplinario del cine dominicano” es el obligado reencuentro del público dominicano con el
séptimo arte, un instrumento oportuno para el rescate de un bien cultural abandonado,
olvidado, en millones de ciudadanos
sumidos entre prisas y ahogados en ansias del buen asueto y sano
esparcimiento.
Su
autor es el cineasta Agustín Cortés Robles,
maestro de la Universidad Autónoma de Santo Domingo, dos veces director de su Escuela de Cine, Televisión y
Fotografía; docente también de Periodismo Televisivo y de
Fotografía, entre otras, de la Escuela de Comunicación Social de la Primada de
América).
Desde
el momento mismo de su puesta en circulación se proyecta como un verdadero
diálogo, donde las subespecialidades y
otros saberes interactúan en una obra crítica, que más temprano que tarde tiene
que impactar positivamente al sector
gubernamental que ejecuta políticas de expansión del cine, incluyendo DIGECINE;
así como también a todos los sectores cuyo aporte sea fundamental.
Como
industria, el cine tiene que volver al público, al barrio, a las universidades,
a la toda la población, más allá de las
cabezas de provincias, más allá del Distrito Nacional porque este arte es un
bien universal que no distingue municipios ni regiones ni países ni clases
sociales. Todo lo contrario, es el medio
donde se fortalecen los valores positivos, donde la familia o los amigos
interactúan en comunidad.
Este
libro es una convergencia de puntos de
vistas, de saberes que conforman un abordaje general del mundo cinematográfico
nacional a partir de abordajes que van desde
el maquillaje, las luces, el guión, la actuación, la moda, hasta prolongarse en otros como la caracterización
de personajes, constructores ingenieros y arquitectos, diseñadores de
interiores, administración empresarial, contabilidad, finanzas, consultorías,
legislación así como alimentos y bebidas y habitaciones.
Y
por supuesto que incluye ámbitos como la crítica, el talento, la comunicación
social, crítica, redes sociales, TIC, desafíos del cine, entre
otros.
Es,
en suma, la relación más profunda que se enarbola para que el séptimo arte
renazca con todo su esplendor. Porque en
la puesta en circulación su autor Cortés Robles lo deja claro: es un llamado de
alerta hacia la construcción y las
transformaciones positivas, para que el cine dominicano se expanda, llegué más
y permanezca.
El
autor es una autoridad que desde las aulas y desde las prácticas asume el cine
y sus complementos: la fotografía, la
creatividad televisiva, la producción, la edición, el guión.
En
la Biblioteca Nacional Dr. Pedro Henríquez Ureña, específicamente, en la Sala
Aída Cartagena Portalatín, un selecto
público (docentes, cineastas, literatos, comunicadores, editores, entre otros)
acudió a la invitación de la Sociedad Cinematográfica Dominicana, para la
puesta en circulación de este valioso documento, durante un evento genuinamente
formal y académico desde el inicio hasta el fin.
Es
digno de reconocimiento el hecho de que el maestro Cortés y sus convocados se
reunieran para rescatar el séptimo arte en República Dominicana, ausente por
completo, porque todas las salas de cine del país han muerto, sólo grandes
franquicias las conservan principalmente en Santo Domingo y en dos o tres
municipios cabezas de provincias.
Muy
oportuna esta obra, como llamado de alerta para la democratización y expansión del cine
en República Dominicana como recreación, como industria, como actividad profesional
que transforme a la sociedad dominicana en general. Creatividad hay, indudablemente. Solo falta
decisión y voluntad.
Trescientos
veinte y ocho páginas en papel cáscara
de huevo, con cubierta en opalina, con solapas, con una terminación excelente, le llevarán a
deleitarse, al disfrute amplio y reflexivo del contenido del libro, donde tanto portada como contraportada
les harán recordar que hay una parte de nuestra esencia que permanece inactiva:
el deleite de la pantalla en su máximo nivel y esplendor.
Lleva
a los lectores a recordar cómo, otrora, calles completas mostraban amplias
ofertas de salas y carteleras para todos
los gustos y horarios. Y ahora, cuándo se dispone de mayores facilidades, permanecen cerradas en todo el país, como si
este arte necesario no tuviera talentos ni dolientes a nivel nacional.
De
ahí que en el capítulo Décadas precursoras del libro, página 53, se pueda leer:
“Entiendo, y así lo hemos señalado
desde el Observatorio del Cine Dominicano, órgano de análisis y reflexión de la
Sociedad Cinematográfica Dominicana, Inc., que el Estado Dominicano, desde el
Ministerio de Cultura y la Dirección General de Cine, el Ministerio de
Finanzas, la Dirección General de Impuestos Internos, y la Presidencia de la
República, debe tomar una decisión fundamental en este caso: La Creación del Circuito Estatal de Exhibiciones
Cinematográficas. En ese espacio pueden convivir perfectamente, películas
nacionales y extranjeras, pero sobre todo, garantizaría la cuota de pantalla
que requiere el cine nacional en estos momentos, para recuperar desde la taquilla,
la inversión económica que hacen los empresarios en la producción de cada
película nacional”.
El
maestro Agustín Cortés Robles hace su contribución para el inicio de la discusión, por el resurgimiento inmediato
del cine como medio de comunicación,
recurso de permanencia cultural de la dominicanidad, como empresa, como
plataforma de proyección de la industria cinematográfica nacional, como norte
para el despegue real del talento.
Que
esta obra del maestro Cortés Robles expanda la reflexión sobre una actividad
que mueve todos los cimientos de las
comunicaciones, que impacta en todos los sentidos la cultura, para que
la reflexión permanente haga renacer ese obligado espacio recreativo, económico y cultural urgente para la sociedad
dominicana actual.
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